POR PEDRO ALMODÓVAR © THE NEW YORK TIMES
Desde la primera vez que vi a Penélope Cruz –en "Jamón, Jamón", su debut con el director Bigas Luna en 1992– supe que quería trabajar con ella. Me acuerdo de Penélope caminando enfurruñada delante de Javier Bardem, quien la seguía en una moto. Su manera de caminar, de hablar, de mirarlo, de enojarse con él, era tan real, tan natural y personal, que no podías quitarle los ojos de encima. Afortunadamente, Penélope no ha perdido la frescura y estilo de sus comienzos, como recién ha demostrado, curiosamente, actuando 16 años después junto al mismo actor, en "Vicky Cristina Barcelona".
A pesar de mi intenso deseo de trabajar con ella, no logré hacerlo hasta cinco años después de "Jamón, Jamón". Pensé en darle el papel protagónico en "Carne trémula", pero era muy joven. Penélope siempre ha sido muy joven para los...