Jorge Edwards En la literatura chilena de mi tiempo, la prosa de María Luisa Bombal era excepcional, secreta, de minorías. Daba la impresión de que ella había pasado por el mundo de Neruda, por el de los surrealistas criollos, por el de mujeres escritoras como Margarita Aguirre y María Carolina Geel, y de que había quedado al margen, en un espacio propio, reservado, mágico. Es probable que el episodio de Eulogio Sánchez Errázuriz, que la llevó a la Casa Correccional de Mujeres y después a un largo proceso penal, haya dejado en ella, hasta el final de su vida, una marca insuperable. Neruda hablaba de María Luisa como de un recuerdo remoto, emotivo, complejo. Solía aconsejarle a Margarita Aguirre que no se dejara influenciar por los "lados malos" de María Luisa. Sabíamos a qué se refería con esto de los "lados malos": al abuso del alcohol, a la emotividad enfermiza, que...