Sebastián Urbina Pasar a dejar a los niños al colegio, revisar los compromisos agendados, responder correos, revisar el WhatsApp, contestar el teléfono y conducir atentamente por calles congestionadas. A eso sumarle la jornada de trabajo y otros imprevistos que son parte de la rutina diaria. El resultado es un sujeto más cercano a un autómata, y muy lejos de lo que sería una persona con tiempo para la reflexión y la creatividad.Porque contar con tiempo libre para poder divagar, es decir, pensar de manera espontánea y sin restricciones, es una de las actividades más importantes, de las que potencian la inventiva y el progreso humano. Esto es lo que plantea la neurociencia, la que se muestra preocupada porque las nuevas tecnologías y las redes sociales en lugar de aliviar la carga de trabajo la han aumentado, y han terminado robando el tiempo de ocio a las personas.Asimismo,...