Pablo Tirado Henríquez No es necesario pensar demasiado para entender por qué universidades como la Chile o la Católica se llaman así. Sin embargo, existen otras que guardan historias más entretenidas para contar, como la de los Andes, que pudo haberse llamado Cordillera, o la Alberto Hurtado, que estuvo a punto de ser la Universidad Ilades, pues se originó como una continuación de ese centro de estudios.Luis Hernán Bustos, socio de la consultora B2O, comenta que para elegir el nombre de una universidad se debe ser mucho más cuidadoso que para cualquier producto. Esto, según el experto, es porque una universidad debe evocar ciertos requisitos como excelencia o conocimiento. "No es recomendable, por ejemplo, que una casa de estudios tenga un nombre demasiado coloquial, porque eso genera desconfianza", dice.El especialista explica que existen tres tipos de nombres entre los que...