"Es una personaque tiene la frivolidad y, al mismo tiempo, la profundidad que no tiene casi ningún director en este país. Puede estar peleando y a veces ser ofensivo y discriminador, pero, al mismo tiempo, te abraza, te besa, te necesita, como ninguno otro", dice la actriz Paulina Urrutia."Puede ser impaciente, hiperactivo, muy rápido. Esa rapidez le juega en contra porque no tiene paciencia. Y se angustia, cae en conflicto. Yo le digo que no todos tenemos su ritmo", dice su asistente de dirección y su pareja desde hace tres décadas, Ricardo Balic.A comienzos de los 80, en plena dictadura militar, un hombre de 33 años transformó un viejo galpón abandonado, que alguna vez había sido sede sindical de jubilados, en San Martín 841, en uno de los escasos espacios de resistencia cultural y política en Santiago. Lo llamó El Trolley. Allí, durante un quinquenio, circularon música,...