Por Ascanio Cavallo Un travelling a lo largo de un atasco de autos cuyas radios emiten diferentes músicas (una inversión del Weekend de Godard) culmina en el auto de Mia (Emma Stone). Un segundo travelling, hacia atrás, inicia una coreografía masiva de automovilistas que bailan "Es otro día soleado", seguidos por una cámara ingrávida, grácil, libérrima. Este despliegue de virtuosismo colorinche forma el abrumador inicio de La La Land.Es Los Ángeles, el cinemascope y el musical. De regreso a la gran pantalla en la tradición de Vincente Minnelli y Stanley Donen, reprocesada por el Jacques Demy de la nueva ola francesa, Cantando bajo la lluvia más Los paraguas de Cherburgo, Brindis al amor con Las señoritas de Rochefort. Es el Hollywood de todo un siglo, repleto de grandes películas, estrellas y fracasos.Es también una doble historia de amor: la que surge entre Mia y Seb...