En marzo de 1917, las informaciones que llegaban sobre la Gran Guerra pasaron, por un tiempo, a segundo plano al anunciarse que el zar Nicolás II de Rusia había abdicado al trono. "Los revolucionarios se apoderan de Petrogrado y ponen al gobierno en manos del Presidente de la Duma", "La dinastía de los Romanov termina", titulaba "El Mercurio". En efecto, la llamada Revolución de Febrero (en Rusia regía el calendario juliano) estallaba en un país hambriento y hastiado de las derrotas con Alemania. Luego de tres días de diversas manifestaciones (huelgas de los obreros y de las mujeres exigiendo pan), el zar ordenó al Ejército sofocar la rebelión, pero "las guarniciones de la capital y de varias otras ciudades se pusieron enteramente del lado de los rebeldes".En un primer momento, Nicolás II tuvo la intención de dimitir a favor de su hermano Miguel. No obstante, fue el...