MADRID.- Es sabido que Agustín Lara es un mexicano universal, autor de muchas de las mejores canciones de amor que se recuerdan, incluso cuarenta años después de su muerte, pero quizás lo sea menos su condición de mujeriego, sibarita y dandy refinado y exquisito, y según su biógrafo Pável Granados, quizá un gitano sin saberlo.Su historia, la del compositor prolífico y la del hombre que tuvo diez parejas estables y seis esposas -entre ellas, la diva del cine María Félix, a quien compuso la canción “María bonita"-, es también la de “una personalidad compleja, de una sensibilidad muy rica y gran amante del flamenco.Un hombre -"el flaco de oro"- que, “sin ser un Adonis, despertaba pasiones, algo que se conserva y que aún hoy se advierte al escuchar a las mujeres que convivieron con él”, explicó la coautora de “Mi novia, la tristeza”, Guadalupe Loaeza, una...