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María Dolores Fernández de Córdova de Peralta
Regalo del cielo, de Dios y de la Virgen que supo aprovechar la vida al máximo sin temer. Malala, Yoya, mami o abuelita, cualquier nombre le queda bien, pero uno que debiéramos haber pensado fue Ángel de la vida, misericordia y amor.
Ella supo ayudarnos, darnos consejos, llevarnos al edén; con su aroma santo, santa de la verdad, del cariño y con el corazón. No sé qué decir, ya que esa persona admirable e inigualable era como una hoja que en otoño nunca cae.
Así como a la gente se le acaba la paciencia, a ella no, porque su alma estaba libre de pecado y dolor. Aunque su sufrimiento nos llevó a conocer mejor la vida, aprovecharla y amarla como a uno más, ésta es la enseñanza que acabamos de aprender.
Quedando viuda tan joven, supo luchar, enfrentar la vida sin temor y formar a su familia, orgullosa de todos, sin comparar a...