La televisión no tiene por qué ser estúpida. De hecho, muchas personas han logrado inyectarle humanidad e inteligencia. ¿Se acuerda cuando Hernán Olguín explicaba cuestiones científicas? ¿No le ocurre, al ver los noticiarios actuales (70 por ciento sobre delincuencia local, 20 sobre accidentes y 10 de fútbol), que quisiera ver a un José María Navasal comentando las noticias internacionales? Jorge Guerra (Pin Pon), recientemente fallecido, pertenece, y muy destacadamente, a ese grupo de personas que pensó y practicó una televisión que, junto con entretener, proponía, además, algo de valor.
Escribo esta columna, entonces, principalmente para rendir un homenaje agradecido al creador del personaje infantil que acompañó la niñez de tantos de mi generación. Guerra fue, por lo demás, parte de una conciencia más general sobre la responsabilidad de la televisión. En los...