El pasado mes de octubre se cumplieron cuatro décadas del otorgamiento del Premio Nobel a Pablo Neruda. El anuncio lo realizó la Academia sueca en 1971. Dos años antes, en una de sus visitas a la ciudad de Arica, tuve la oportunidad de conversar con Neruda sobre el tema del premio. Estaba a punto de anunciarse el ganador de ese año y el nombre de Pablo Neruda sonaba con más fuerza que nunca. La prensa internacional apostaba a que nuestro poeta sería el favorecido. Es por eso que me atreví a preguntarle si no habría sido mejor que se hubiera quedado en Santiago, esperando la decisión. "Imagínese, le dije, la frustración de los periodistas, que van a andar como locos buscándolo en Santiago o en Isla Negra, y resulta que usted está aquí, en Arica". Neruda muy tranquilo me dijo: "No te preocupes, esta vez no va a pasar nada". "¿Y cómo puede estar tan seguro?" "Ah, dijo él...