hugo marcone En el mundo del tenis parece que nadie quiere a Óscar Rojas Carrasco, el presidente de la Federación, y tampoco a su mesa directiva. No los acusan de nada con la convicción o pruebas que podría tener un fiscal, pero los vinculan indirectamente a anteriores administraciones calificadas de nefastas, autoritarias, discriminatorias, corruptas, ineptas y un sinfín de defectos que en nada engrandecen un deporte que a Chile le ha dado demasiado, más de lo que sus dirigentes se merecen.Pide entonces, la familia del tenis, que Rojas renuncie. Que se vayan todos. Desde Marcelo Ríos a Patricio Cornejo exigen "un acto de grandeza", así, textualmente. Porque Rojas y su directiva no lograron el consenso que prometieron, no dan el tono, no tienen el estándar necesario, no otorgan la mínima confianza, no les interesa el desarrollo del tenis y enumeran una buena cantidad de...