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Blanca Marín de Molina
Fue una de las bellezas de su época, aun más linda en su interior, ya que era llena de cualidades. Era femenina, sencilla, modesta, generosa, alegre, responsable. Escribía con gran facilidad. Gustaba de la música y de la poesía, la que declamaba con el alma. Estoica en el sufrimiento, valiente ante los problemas. Hizo realidad que sus hijos fueran unidos: todos para uno, uno para todos, lo que nos enseñó desde pequeños.
Como buena católica, vivió con profunda fe en Dios. Amó a sus padres y hermanos, a quienes llenó de alegría y cariño hasta que cada uno de ellos cerraron sus ojos. Amó al papá con quien compartió 65 años de matrimonio y a sus siete hijos. Hubiera dado su vida por cada uno de ellos. Dios le llevó a tres. Cuando esto ocurrió, sólo dijo: Señor, tú me lo diste, tú me lo quitaste, bendita sea tu santa voluntad.
Conoció la...