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Cuando llegaron a esta casa de La Reina, hace dos años, Francisca tenía claro que quería salir de los tonos blanco y crudo con los que había ambientado su antigua vivienda. Deseaba algo nuevo, que le diera fuerza, luz y vida a las paredes; algo, por sobre todo, alegre. Fue así como optó por el amarillo intenso y el azulino, colores no tradicionales para un living comedor.
Cuando se cambiaron, el aspecto de la vivienda era más bien oscuro. La hermosa vista hacia el Country Club estaba tapada por una densa capa de matorrales, los que Francisca arrancó para despejar el lugar. Armó una terraza, y para disfrutar del paisaje del entorno, en el interior de la casa no puso cortinas.
El inmueble era pequeño, llegaba justo hasta el pilar del comedor, elemento que, al no poder botar, decidieron incorporar a la decoración, pintándolo azul. De esta manera quedó integrado al ambiente...