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"Tere+Moller"
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Texto, Claudia Pérez F. | Producción, Paula Fernández T. "Es un regalo de la vida", afirma la paisajista Tere Moller sobre la casa que tiene en lo más alto del condominio Punta Pite. Lo dice porque nunca estuvo entre sus planes tener algo en ese exclusivo y paradisíaco entorno. Ni siquiera los constantes viajes que realizó cuando desarrollaba el proyecto paisajístico del lugar -uno de sus trabajos más emblemáticos, el que le ha valido múltiples reconocimientos nacionales e internacionales- la hicieron soñar con algo así. "Nunca imaginé que después iba a estar instalada acá", afirma sin dejar de moverse, de poner y sacar cosas hasta que los ambientes quedan perfectos, como ella quiereAsí es ella, rigurosa, detallista y dueña de un natural buen gusto. Con esas cualidades se embarcó hace cuatro años en este proyecto -que aún no termina- tras una sucesión de hechos que...
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Texto, Mireya Díaz Soto Fotografías, gentileza Tere Moller "Cuando vuela una mariposa es señal de armonía en su jardín", dice la invitación del nuevo Centro de Jardinería que la paisajista Tere Moller abrió, junto a su estudio, en Luis Pasteur. Por eso lo llamó así, La Mariposa, una que recuerda las bondades de meter de vez en cuando las manos y los pies en la tierra.El antejardín de su oficina fue lo más apropiado para armar esta propuesta distinta, donde creó un lugar bien especial. La antigua reja es hoy un muro vidriado, por el que se entrevé el laberinto de vegetales, muebles, flores y arreglos, que al recorrerlo motiva con aromas y colores a recuperar las plantas olvidadas en un balcón o a tomar las riendas del propio jardín. "La idea es proveer de todo lo necesario para encontrarse con la naturaleza en un patio pequeño o en un campo, para crear huertos, armar...
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Texto, Soledad Villagrán Varela. Producción, Paula Fernández T. Fotografías, Gonzalo López V.
Hace cuatro veranos se instaló en Kawelluco decidida a encontrar dentro de los sitios disponibles uno desde donde poder mirar el volcán. Dos veces se internó en el bosque junto a ayudantes que, con machete en mano, iban despejando el camino. Ni pistas del macizo, pero como la tercera es la vencida, en el siguiente intento se topó con un montecito dejado por el paso de la lava. "¡Señora Tere, súbase a ese tronco!", le ordenaron, y encaramándose a un árbol, vio al Villarrica detrás de unos coigües. "Lloré de emoción; era demasiado increíble que en medio de la nada apareciera el volcán", recuerda Tere Moller, de ese encuentro fulminante.
Ahí armó casa y jardín y ha hecho una vida "de cuentos" juntos a sus hijos León (9) y Josefa (17). "Es lo más...
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Texto, Luz María de la Vega
Sus proyectos han aparecido en la revista "House & Garden"; Ediciones Arq publicó un libro de más de 200 páginas con una selección de sus jardines, y cada vez que da una conferencia de lo realizado en los últimos 17 años, las salas se llenan.
Juan Grimm Moroni diseña jardines desde 1984. Sugerentes, sorprenden al observador... Cascadas, pérgolas, lagunas, entre otros elementos conforman rincones evocadores o románticos que no dejan indiferentes.
Sus estudios en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica de Valparaíso le han permitido proyectar y construir una serie de obras, en especial edificios. Cuando fue ayudante de la inglesa Esmee Cromie, en el Departamento de Diseño Ambiental de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica, su camino se inclinó fuertemente hacia el paisajismo. Ella lo llevó además al taller que...
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Texto, Beatriz Montero Ward / Fotografías, Homero Monsalves
De una manera poética y lúdica la paisajista Tere Moller hizo posible recorrer el abrupto roquerío que bordea el territorio de 1,5 kilómetros que rodea el loteo Punta Pite, entre Papudo y Zapallar, en la V Región. A través de pequeñas intervenciones en piedra, que siguen las fisonomías propias de las rocas existentes, fue creando una huella. Es así que mediante puentes, plataformas, terrazas y escaleras unió la costa y dio origen a un magnífico paseo por la orilla del mar.
Al tomar el encargo del diseño paisajístico de este proyecto inmobiliario, que acoge un condominio de 29 sitios todos con una impresionante vista al océano , sus primeras interrogantes fueron cómo usar el lugar y potenciarlo. "Entonces dice Tere Moller aparecen las características propias del paisaje y se trabaja buscando la manera...
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Texto, Mireya Díaz Soto Producción, Paula Fernández T. Fotografías, Sebastián Sepúlveda Vidal
León corre por el borde de la piscina dando saltos livianos. Cuando llega a uno de los extremos se encarama en un olivo con la habilidad de sus diez años. Desde las ramas cuenta que tiene una huerta y que de ella está cosechando choclos, porotos y algunos tomates; las lechugas ya se terminaron. En un abrir y cerrar de ojos baja del árbol, vuelve a la orilla del agua una y otra vez, hasta que el equilibrio lo traiciona y se cae con ropa y todo. Tere Moller celebra con risas y aplausos la caída de su hijo, el menor después de Josefa, de 16 años. Ella también es fanática del jardín, especialmente el que está en la terraza del techo de la casa donde viven los tres desde hace casi dos años.
Cambiarse a este lugar fue como darles alas de libertad. Por razones...
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Al comprar, los propietarios remodelaron la casa y también el jardín. Este se encontraba en una situación deplorable, a consecuencia del abandono, por lo que las paisajistas no mantuvieron casi ninguna de las especies existentes, a excepción de un magnolio (magnolia grandiflora) y unos bambúes que cubrían un muro, los que repitieron en otra de las murallas, para darle un respaldo al jardín y a una pérgola que diseñaron.
El acceso a la vivienda o antejardín no es muy grande y se caracteriza por tener una plantación libre y natural que se desarrolla sobre un suelo cubierto por piedra ágata (gravilla en tonos ocre), lo que genera una superficie homogénea y de textura liviana. La ventaja es que se puede recorrer libremente y es de fácil mantención.
Para marcar la entrada, las profesionales colocaron franjas de adoquín enfrentando la puerta, junto a macetas con jazmines que...
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Texto, Paula Calderer N., paisajista Fotografías, gentileza Karin Oetjen
Diseñar y construir jardines junto al mar, es siempre una experiencia gratificante, sobre todo por el escenario natural que los enmarca. Sin embargo, hay que tomar precauciones al momento de elegir las especies, en especial aquellas que quedarán expuestas al viento salino, ya que las afecta si no son las adecuadas al medio. "Ojalá se compren en el mismo lugar donde se construirá el jardín para tener mejores resultados", explica Karin.
En este trabajo, son tres las casas construidas en un terreno de aproximadamente 6.000 m2. Ubicadas en Santa María del Mar, estas corresponden a un gran grupo familiar. Allí las paisajistas desarrollaron un diseño simple que consta de trazados fuertes y definidos.
Los jardines que miran al mar se componen de macizos bajos de gran colorido en forma de espiral, los cuales se...
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TEXTO, JIMENA SILVA CUBILLOS "Pasamos más horas metidos en un taco que dentro de un bosque. Siempre estamos frente al computador y no viendo las estrellas. Compramos pan prefabricado en vez de moler trigo para hacerlo. Ésa es la realidad de la época que nos toca vivir, pero si la conciliamos con más contacto con la naturaleza, sin duda nuestra mente y espíritu estarán mejor", afirma Tere Moller, quien hace cinco años empezó a hacer paisajismo productivo, es decir, cultivar la tierra y hacerla producir en cada uno de los jardines que diseña. -Hoy la estética no es suficiente para desarrollar un proyecto porque ya somos demasiados en este planeta y como paisajistas tenemos que buscar valores más completos y justificar nuestras decisiones y propuestas. El cambio climático, la escasez de agua, los costos y la disponibilidad de tierra y espacio son algunos de los factores que...
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Texto, Claudia Pérez Fuentes | Fotografías, Viviana Morales Después de subir y bajar el cerro de Santa María de Manquehue donde se encuentra el condominio Terrazas del Cóndor, de cuyos jardines se hizo cargo, queda claro que la paisajista Tere Moller es una amante de la naturaleza. A cada paso comenta sobre lo lindas -o mal tenidas- que están algunas especies, sobre la belleza del paisaje cordillerano y lo grato del entorno. Goza recorriendo los senderos y contemplando el Manquehue sentada a la sombra de un olivo.Son los árboles que abundan en el lugar; los que la encantaron cuando conoció de cerca el terreno. Y como las obras obligaron a sacar varios, pidió expresamente que los guardaran para usarlos posteriormente. Así, luego de algunos años los empleó para dar vida al paisajismo de Terrazas del Cóndor con una premisa clara: que el espacio se integrara al entorno, "que...