Manuel Valencia A fines de 2018, cuando se espera que parta el "nuevo Transantiago", el signo más visible del cambio de sistema serán los nuevos buses que recorrerán la ciudad, con asientos acolchados y, en teoría, más cómodos. En ellos, los usuarios podrán pagar, gradualmente, con diversas tarjetas y un celular, y se prevé que haya algunos recorridos más largos y directos, similares a los que conocían los capitalinos que utilizaban las micros amarillas.Para este rediseño, el Gobierno ya inició una esperada licitación que promete dejar atrás las falencias del Transantiago y mejorar su calidad de servicio. Ese proceso, que abarcará a cuatro empresas (Alsacia, Express, STP y Redbus, que controlan el 50% del sistema), partió el año pasado con consultas ciudadanas que se prolongan hasta marzo, cuando el Gobierno enviará la versión final de las bases a la Contraloría.