Por Rodrigo Fresán Ilustración Francisco Javier Olea Mi tira favorita desde siempre y para siempre de Mafalda es aquella en la que Felipe alucina, una madrugada de insomnio, la aparición del Llanero Solitario salvándolo de un despótico sargento en su futuro y por entonces inevitable servicio militar obligatorio. El último cuadrito mostraba a Mafalda, a la mañana siguiente, preguntándole a su avergonzado y negador amigo: "¿Oíste anoche al idiota que no sé a qué hora se puso a dar hurras?".Con los años, primeros años 80, me tocó ingresar a un regimiento por todas las razones incorrectas y, sí, por supuestamente patriótica obligación. Y fue por entonces que -como un polizón en el pasajero barco de la new wave pero solo pensando en desembarcar para quedarse- llegó a mi vida y a mis oídos Tom Petty. Y yo pensé: "Este tipo tiene la cara de un Felipe que creció y acabó...