Ernesto Ayala El cine italiano, como el francés, tiene su je ne sais quoi , su qué sé yo, que nace quizás de que, a los que vivimos en América, nos gusta mirar y sentir lo que pasa en países que sentimos más civilizados, más cultos, más finos que los nuestros. ¿Aspiración cultural? Puede ser. También puede tratarse de que, acostumbrados a los rostros, gestos y actuaciones de norteamericanos e ingleses, sea refrescante mirar otras caras, pasear por otras ciudades. El cine tiene siempre algo de viaje.Todas estas sensaciones se verifican al ver "Perfectos desconocidos", del romano Paolo Genovese, recién estrenada en Chile. La cinta relata los movimientos previos y la comida que celebrarán tres parejas y un amigo en una Roma fuera del centro histórico que hemos visto tantas veces. Son amigos del colegio que, pasados los 40 años de edad, se siguen viendo, ahora con sus...