Sus nombres eran Felipe Romero Venegas, José Donoso Miranda, Sergio Bop Ávila, Alejandro Dinamarca Bustos, Oliver Salas Aguirre, Patricio Salas Pradena, William Valenzuela Fierro, Felipe Tapia Montecinos, Fernando González Astete y Rodrigo Muñoz Garrido. Habitaban la pieza D del módulo 6 del Centro de Cumplimiento Penitenciario Colina 2. Eran lo que en lenguaje canero se llama una “carreta”. A las 11.40 del pasado 26 de abril, una banda rival los encerró en la pieza, a la que prendieron fuego, impidiéndoles escapar del humo y las llamas. Fallecieron poco después, “en posición fetal producto de la asfixia”.Peligrosos o no, ninguno de ellos había sido condenado a muerte. La pena capital, según recordamos, fue abolida de nuestra legislación. Pero aquellos diez presos, en la práctica, fueron brutalmente ejecutados al interior de un recinto de Gendarmería.