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Begoña Uranga
De seguro, jamás soñó siquiera don Pedro de Valdivia en lo que habrían de convertirse los cerros de Valparaíso que otorgaba como merced de tierras a los capitanes destacados durante la Conquista. Si no, lo más posible es que se hubiera guardado un terrenito entre el Concepción y el Alegre.
Sin embargo, la transformación costó una buena cantidad de siglos. Sus primeros propietarios, los capitanes Juan Rodrigo de Guzmán y Nicolás Octavio, los donaron en 1672 a los Agustinos, considerando sin duda que era una buena y poco onerosa forma de llegar al cielo.
Recién, cuando el plano de Valparaíso se saturó, a principios del siglo XIX, los porteños se animaron a subir a los cerros. Alrededor de 1920, William Bateman, un próspero comerciante inglés, se construyó una hermosa vivienda en el Cerro Alegre, que llamó la atención por su calidad y nivel...