Equipo de Regiones En cosa de segundos, la euforia, la música y el baile pueden terminar en una tragedia masiva. Sólo basta un desperfecto eléctrico, un cigarro mal apagado o una imprudencia juvenil para que el fuego y el humo conviertan a las discotecas en una trampa mortal. Todo se multiplica si las salidas de evacuación están cerradas o son deficientes, oscuras y mal señalizadas.Para prevenir que una diversión juvenil termine en tragedia, especialmente en verano, inspectores municipales, carabineros, bomberos y autoridades sanitarias están redoblando las fiscalizaciones a esos recintos, que pueden reunir hasta tres mil personas en sus pistas.Se revisa que las vías de evacuación estén expeditas, sistemas eléctricos, redes secas y húmedas, y que los extintores estén recargados. También que peldaños y desniveles tengan elementos reflectantes, luces de emergencia y...