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Hace poco, en un domingo adecuado para el descanso, la lectura o la entretención hogareña, se descargó en el sector de Santiago en que habito, Parque Forestal frente al Bellas Artes, el ruido implacable instrumental y cantado de conjuntos propiciados por la Intendencia. En forma forzada, desde la mañana a la noche, no nos dieron tregua ni por un segundo, amargándonos la jornada.
A este abuso se le denomina "Fiesta de la Cultura". Refiriéndose a ella, el escritor Jorge Edwards publicó una crónica comparándonos con París, donde se da el culto al silencio. La autoridad es demasiado generosa al respaldar eventos de esta naturaleza que tendrían mejor escenario en el Parque O'Higgins, la Estación Mapocho o frente a la propia Intendencia. Cabe recordar que en otras "fiestas de la cultura" los agradecidos espectadores han arrasado con vidrios de departamentos y negocios...