Por Rodrigo Fluxá e Isabel Plant Tres de los hermanos Yáñez Gajardo están sentados en la esquina de Ureta Cox con San Francisco, a pleno sol, con más de 30 grados de calor. De lejos se ven tan duros como cualquiera: cuidados cortes de pelo, poleras de marca, jeans apretados, gorros, cadenas y tatuajes. De cerca, se les ven los ojos con lágrimas.Una hora antes recibieron un llamado de un amigo desde el interior de la cárcel de San Miguel diciéndoles que sus dos hermanos, Christopher y Vicente, de 23 y 21 años, se habían "tirado".-Tirados poh. Muertos; mis dos hermanos se murieron quemados, como perros, como menos que perros. Sin dignidad. Todos se pueden equivocar alguna vez y caer en cana, pero nadie se merece eso. Si eran jóvenes, tío oh. ¿Usted cree que se hará justicia?Franco tiene 17 y pregunta, además, si los diarios y la tele le darán tanto espacio a los presos...