POR ALESSANDRA FARKAS
La Nación, GDA
En el restaurante Lahieres, en el corazón de Princeton, profesores con títulos prestigiosos van y vienen a su mesa, siempre reservada en el mejor rincón de la sala, para homenajear a la colega Premio Nobel, autora de novelas consideradas obras maestras de la literatura norteamericana. Toni Morrison los despide con gracia y con un ligero movimiento de su espléndida cabellera plateada, antes de pedir "lo de siempre": ostras fritas y un vodka on the rocks.
Su nuevo libro, Una bendición, ambientado en 1680, antes del nacimiento de Estados Unidos -cuando la esclavitud recién comenzaba y cuando el continente americano era tierra de contrastes étnicos, religiosos y políticos- ha recibido elogiosas reseñas. En The New York Times, Michiko Kakutani lo definió como una "deslumbrante piedra preciosa", y "junto a Beloved, una de sus obras...