El esquí nació por la dificultad para desplazarse, comerciar, luchar o cazar en las zonas donde la nieve podía mantener aislados durante meses a sus habitantes. Entonces, esos primitivos esquíes -palabra que tiene su origen en el nórdico antiguo y que significaba palo o trozo de leña-, que eran nada más que unas simples tablas de madera, que sobrepasaban los tres metros de largo y que se fijaban a las botas mediante correas de cuero, los utilizaban sobre todo los campesinos, alpinistas y militares de países como Rusia, Finlandia, Suecia y Noruega. Hacia fines del siglo XIX, los turistas europeos, especialmente los británicos, motivados por la belleza del paisaje de montaña en invierno, comenzaron a frecuentar el hotel Engadiner Kulm en St. Moritz y a entusiasmarse organizando competencias, primero de trineos y raquetas de nieve y luego, de deslizamiento en esquíes. Así, poco...