IÑIGO DÍAZ Instalado en la Alemania de los años 60, con la influencia de compositores como Stockhausen, Boulez y Ligeti por un lado, y con la euforia del mayo francés por el otro, el veinteañero estudiante Andreas Bodenhofer (1945) tenía una sola una idea en mente: volver a Chile. "Me alejé de las vanguardias, porque eran demasiado elitistas y estaban lejos del pueblo. En cambio, en Chile estaba ocurriendo todo lo contrario", rememora.Su regreso duró poco. Apenas tres años, porque en 1973 fue desterrado. Vivió en Francia y en Perú, y cuando regresó a Chile en 1988, el mayor de los hermanos Bodenhofer, hijo de la eminente compositora Leni Alexander, reinició su recorrido musical escribiendo canciones. "Salí de la música docta para regresar a la música popular", cuenta.Así comenzó una segunda historia en su bitácora, con trabajos como los que Bodenhofer está...