La tarde del jueves, un señor que dijo llamarse Juan Serón llegó a la peluquería Slako de Punta Arenas, se sentó en una silla y, sin mayores preámbulos, se largó a hablar. Lo atendióÓscar Castillo, que el 1 de abril cumplirá 50 años de trayectoria con la tijera.“Tengo 87 años y estoy impeque , me dijo de entrada. Dios me ha tratado bien. Cuando joven fui malo, me lo pasaba borracho, me gastaba todo el sueldo, pero ahora estoy bien. Después que conocí a Dios, está todo bien. Tengo mi platita, pago todas mis deudas y tengo alimento para tres o cuatro meses. Le pedí a Dios que me cuidara la salud, pero Dios mandó a la tierra a los doctores que cobran una barbaridad. Pero bueno. Lo que sí, hay que portarse bien, porque Dios a uno siempre lo está mirando. Siempre mira ”, cuenta el peluquero que le dijo el abuelito.La conversación duró hasta que a don Juan terminaron...