Emilio Contreras El hábitat físico de Carlos Cabezas es como su voz: lúgubre y con eco permanente. Un perro labrador lo vigila desde afuera, y adentro, una luz tenue ilumina cada mañana la misma escena: la introspección oriental del músico, rodeado de consolas, teclados y computadores, con la mente puesta en la próxima melodía, en la siguiente canción. Pasa 12 horas encerrado. Se levanta a las 7 en punto y a las 8 y media parte su rutina, donde ensaya, compone y planifica. En las paredes de su casa no hay cuadros ni fotos. Tampoco símbolos que lo hagan pensar en épocas pasadas.A Carlos Cabezas le importa mirar el presente, aunque su música diga otra cosa.Por estos días suena en las radios el primer single ("The Captain Of Her Heart") de su nuevo disco -"Dejá vù", sello Oveja Negra-, un cover del dúo suizo Double de 1986 que Cabezas reconstruyó desde el bolero. Este es...