| Ver más »
Estrenada en París en 1828, ésta, la penúltima ópera del genial compositor, es todavía casi desconocida aún por los fanáticos rossinianos.
La ópera, iniciada con un más bien enigmático Preludio, está ricamente orquestada y se desenvuelve con una serie de solos, dúos y concertados vocalmente ambiciosos. Se ha destacado, asimismo, el Trío (Ory, la Condesa y el paje Isolier) con que culmina el segundo acto, que precede al corto Final. Esta versión, presentada para especial lucimiento de Juan-Diego Flórez, encuentra al tenor peruano en lo más alto de su espectacular carrera. Su canto es elegante, florido y aun gracioso en momentos; la coloratura es notable, con afinadas notas agudas de enorme riesgo, e incluso se da el lujo a ratos de apianar con infalible gusto. En orden de méritos le sigue muy de cerca la soprano Stefania Bonfadelli, como la Condesa, con su voz fresca en...