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Texto y fotografías, Rosita Fried Reinitz y Raúl Acuña Hirzel, arquitectos paisajistas
Fue en 1831 cuando Jacob Bigelow (1786-1879), médico, botánico y profesor de Harvard Medical School, liderando a un grupo de bostonianos miembros de la Sociedad de Horticultura de Massachusetts, decidió cambiar el concepto de cementerio existente hasta entonces en Estados Unidos: lugares lúgubres donde pocos se atrevían a entrar luego de realizado el funeral de sus deudos.
Idearon un concepto donde se celebraría la vida a través de la naturaleza y el arte. Ubicado en el lado poniente de la ciudad, sería un lugar placentero para el descanso eterno donde se conmemoraría a los difuntos y se consolaría a los vivos.
En el emprendedor grupo había un botánico, un arquitecto y un médico, entre otros. Ellos diseñaron muchos de sus recorridos y de su arquitectura, además de seleccionar...