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Mercedes González de Rencoret
Sólo la grandeza del amor deja huellas imborrables; es lo único que permanecerá eternamente sembrado en el corazón de toda su descendencia, de sus hijos, nietos, biznietos y tataranietos, y los que vendrán -es lo único que verdaderamente legamos a la humanidad- y es precisamente este testimonio lo que nos alegra y conforta en esta hora.
Si hay que referirse a la señora Mercedes, la Mechita o la Tita, hay que recordar sin mucho esfuerzo su sencillez, su afecto, su alegría, su amor por las cosas simples, herencia de su origen, las tierras del Limarí, donde nace y vive su infancia y adolescencia, donde se enamora, donde sueña...su tierra que jamás la olvidará.
Su fe y su piedad la recibe y la vive en el mismo tiempo de nuestros grandes santos, y no es casualidad que haya nacido el mismo año que el Padre Hurtado y Teresita de Los Andes.
Ahí...