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Tras la caída del muro en 1989, Berlín y en especial la parte oriental de esta ciudad, inició un proceso de reconstrucción y renovación que se prolonga hasta hoy.
No es extraño caminar por sus calles y ver grúas en plena acción, reedificando lugares históricos o simplemente tratando de rescatar el espíritu de una urbe de 766 años.
En este contexto la hípica alemana no podía quedar al margen. Su más preciada joya, el hipódromo de Hoppegarten, que tras la división del país en 1961 quedó localizado en parte del territorio de la ex República Democrática Alemana, también se hizo partícipe de esta transformación.
Prácticamente abandonado desde la década de los '60 nunca cerró sus puertas, pero redujo la actividad en forma considerable. En otras palabras dejó de ser el centro del turf en el país europeo y cedió protagonismo a los pistas de Hamburgo,...