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Hasta la Gran Guerra pasó a segundo plano en Roma con el anuncio del fallecimiento del Papa Pío X, acaecido el 20 de agosto de 1914. "El Mercurio" informó del deceso en su edición del día siguiente: "La noticia ha causado intenso dolor. Ha muerto a los 79 años, luego de ocupar la silla episcopal durante once. Todos están de acuerdo en exaltar su bondad (...). Se ha ido con el corazón destrozado por el conflicto que azota a la Europa".Se leía que, aun cuando el Pontífice estaba débil y enfermo de bronconeumonía, su lucidez no había declinado. Incluso, el desenlace fatal no era una posibilidad tan cierta. Un editorial de este diario recordaba que, días antes, había enviado una exhortación a los católicos de la Tierra sobre las miserias del enfrentamiento mundial. "Está afligido porque su dominio espiritual y su cátedra de paz se sienten estremecidos por la actual fiebre...