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NICOLÁS LUCO ROJAS
"¡Todo esto se mueve para nosotros!", grita el teniente Mario Andina, a cargo de la oceanografía a bordo del "Vidal Gormaz", el viejo buque del Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (SHOA).
A 190 millas al oeste de Valparaíso, el veterano va tras la estación 11. Allí, la jefa de la Comisión Oceanográfica, Jenny Maturana, dará la orden de sumergir el CTD -sensor de salinidad, temperatura, oxígeno- y controla los resultados en línea desde el laboratorio principal. Hasta los 1.500 metros.
El buque, en servicio desde 1965, es de Chile desde 1992.
Trabaja para la comunidad científica y para la Armada. Ésta publica los datos que obtiene a los dos años, pero el SHOA alzará la voz si detectan algún fenómeno como El Niño o La Niña.
"Buscamos parámetros que arrojen datos que incidan en la comunidad, para la pesca, para la agricultura",...