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"Don+Florencio+Aldunate"

Lukas y el humor político

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10/02/13 - El Mercurio (Chile)

En su primer libro, Lukas retrata al político demagogo que dice cualquier cosa para conquistar electores: "Yo conozco mucho a Valparaíso... Mi papá me trajo una vez cuando era chico, a ver los buques"; y criticó a este país, que "cada cierto tiempo es un largo y estrecho lienzo electoral". Digamos que no era un amante de la política ni de los políticos. Pero sí un observador suspicaz de la vida cotidiana afectada, para bien o para mal, por la política. En ese plano, vivió un momento privilegiado del humor político y la sátira social, que se desarrolló principalmente en los años sesenta del siglo pasado en Chile.Después de Coke y Pepo, ambos grandes caricaturistas, irrumpió una generación que se fijó más en la gente común y corriente que en los personajes de palacio. Desde esa mirada se sumó a la sátira política tradicional un humor costumbrista y crítico, que...

Recordando el talento de Lukas

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18/12/16 - El Mercurio (Chile)

Recordando el talento de Lukas Maureen Lennon Zaninovic "El humor es una indefinible manera de mirar el mundo. El humor habla del interior de las personas, vale decir, del alma, de lo que ellas son".Esa es parte de una entrevista que Lukas concedió a Julio Hurtado, ex director del diario La Estrella y ex editor de servicios informativos de El Mercurio de Valparaíso.Un afable humor y una delicada ironía sin duda marcaron el trazo de este inolvidable creador nacido el 29 de mayo de 1934 en el pueblo de Ottone, cerca de Génova (Italia), y que convirtió a Valparaíso -donde llegó con sus padres con poco más de un año de edad- en un imaginario nostálgico y entrañable. Artista multifacético, Renzo Antonio Giovanni Pecchenino Raggi (Lukas) hizo en el puerto la vida típica de un joven inmigrante de origen italiano: fue a la Scuola Italiana y luego entró a estudiar Arquitectura en la Universidad Católica,...

Cien años de la caricatura

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20/03/06 - El Mercurio (Chile)

Por Patricio Zapata Las sátiras siempre molestan. Por mucho que se desarrolle la saludable capacidad de reírse de uno mismo, la ridiculización siempre irrita. Cuando las mofas tocan aquello que nos es más querido, Dios, la familia o la patria, pueden llegar a producir, además, un dolor profundo. No extraña, por tanto, que siempre existan interesados en amordazar al burlón. En el contexto de una sociedad abierta, sin embargo, no es aceptable que el carácter provocativo de una expresión sea causa suficiente para imponer censura o castigo. Cosa distinta es que puedan y deban sancionarse las imputaciones de hechos delictivos falsos (calumnias), las expresiones que atentan contra la honra (las injurias), o discursos que incitan a la violencia contra el sujeto o clase denostada. En mi visión, pues, no proce-de castigar al caricaturista. Las caricaturas, por supuesto, pueden...
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