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Han sido dos las huellas por las que ha avanzado la música de Primal Scream desde la fundación del grupo, hace más de veinte años en la ciudad escocesa de Glasgow. Dos y no más: la una, el rocanrol de raíz blues que ha tenido en los Rolling Stones a su más evidente modelo, y que el grupo ha trabajado en discos como Give out but don’t give up (1994), donde se incluía uno de sus singles de mayor éxito ("Rocks"); la otra, el vuelo electrónico de pretensión sicodélica con el que la banda construyó no sólo el estupendo Screamadelica (1991) sino que, según los más entusiastas, también cambió el rumbo de la música ‘indie’ inglesa al levantar un puente entre la tradición rockera y lo que por entonces hacía furor en los clubes de avanzada de su país: una combinación de tecno y raíz negra –dub, sobre todo– que, si no fue revolucionaria, al menos nos regaló una...