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Es el primero en llegar cada día a la Corte. Solo, vistiendo su toga negra -sin peluca, al estilo de los juristas australianos- y mirando siempre su teléfono celular, el abogado James Crawford entra directo a la sala donde esta semana comenzó la fase oral en la demanda marítima que Perú interpuso en contra de Chile, ajeno al glamoroso mundo de los litigantes top, del cual, no obstante, es uno de sus protagonistas.Esa faceta algo excéntrica del principal abogado de la defensa chilena sorprendió inicialmente a la delegación nacional con la que se aloja en el Hotel Carlton Ambassador de La Haya.Pero después de casi una semana de reuniones y conversaciones, ayer no llamó la atención que el abogado de 64 años entrara a la última reunión de coordinación con el canciller Alfredo Moreno vistiendo un deportivo polerón azul con grandes letras blancas, mientras comía un galletón...