Por Antonio Martínez Una secuencia cerca del final, la del duelo, condensa los enigmas de la penúltima película de Raúl Ruiz y una de sus piezas maestras, exhibida en dos partes aunque se trata de una obra única.El amplio mural no sólo es Lisboa a comienzos del siglo XIX, también es Francia e Italia y los idiomas se multiplican, y si al principio el joven Joao escarbaba el mundo en busca de su origen, ahora es un hombre viejo, Fray Baltasar (José Manuel Mendes), el que decide revelar su historia. El niño la descubre, el anciano la cuenta y los protagonistas, el Padre Dinis (Adriano Luz) y Alberto de Magalhaes (Ricardo Pereira), podrán desprender sus máscaras y soltar las capas, una a una, porque fueron hombres distintos en otro tiempo, como Fray Baltasar, como Joao y como todos. La película avanza como novela por entrega, con hijos bastardos, condesas rencorosas,...