Roberto Careaga C. Ha dicho que su proyecto era volver al lenguaje de la tribu, bajar a los poetas del olimpo, encontrar una salida al lirismo de Neruda. O que sin Walt Whitman, Kafka o los poetas metafísicos ingleses nunca habría llegado a la antipoesía. Incluso, Nicanor Parra ha afirmado entre sus influencias a autores españoles como Quevedo o Cervantes. Una vez hizo una referencia a la literatura francesa, pero fue acotada y errónea. Fue en 1982, en el Liceo de Niñas Gabriela Mistral de Temuco, donde contó que a inicios de los 50, mientras estudiaba en la Universidad de Oxford, en Inglaterra, encontró la pieza que le faltaba para nombrar a la antipoesía en la vitrina de una librería: Apoemas , un libro, según él, del francés Henri Michaux. Parra no explicó si había llegado a hojear el libro, tan solo que reforzó la negación del título para dar con su fórmula. Pero...