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No es casualidad que la música de Muddy Waters haya complementado últimamente campañas publicitarias de dos de las marcas más representativas de la cultura yankee (Levi's y Budweisser), ni que la cara de Bessie Smith quedara registrada como uno de los sellos postales de Estados Unidos.
Ambos ejemplos dan cuenta de la plena vigencia del blues en Norteamérica. Nuestro país, aunque distante de la génesis y desarrollo del género, lentamente ha abierto los ojos a sus más fieles representantes. Programas radiales especializados, algunos locales nocturnos y una que otra visita de primer orden representativa del estilo, han generado en la comunidad melómana local un creciente interés por la cultura del blues. Este auge explica que nombres como los de Elmore James, Koko Taylor o Buddy Guy sean cada vez más recurrentes en vitrinas de disquerías y en las conversaciones de...