Óscar Saavedra Santa Olga Pablo Valenzuela, trabajador forestal, casado y padre de cuatro hijos de entre 12 y 26 años, llora desconsolado en lo que era su hogar en la calle Los Robles 207 de la hasta ayer Villa Santa Olga, en Constitución, Maule.Pasó allí toda la tarde de ayer, porque no quiere que su familia lo vea triste. "Las lágrimas te brotan solas y no puedes pararlas, porque la pena es gigante", confiesa sentado en los escombros de su hogar.Como la suya, las otras 1.200 casas del poblado -el 90% de ellas de material ligero, según Bomberos- quedaron reducidas a cenizas, envueltas por dos de los 16 incendios forestales que siguen activos en la región. Ocho mil personas perdieron sus hogares en solo siete horas. Ayer, además, fue hallado un cuerpo calcinado en el sector (ver página C 6).La tragedia se desencadenó el miércoles, cuando la villa amaneció amenazada por el...