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Patricia Vildósola Errázuriz
El envase lo anuncia claro: con fruta natural. Al caer en el jarro el polvo deja escapar el olor característico de naranjas, su intenso color y hasta su textura. Una vez hidratado, hecho jugo, el sabor es fácilmente identificable.
Aunque pocos lo crean, el jugo puede contener efectivamente fruta natural. Sólo que el formato no es el habitual. No se exprimieron o secaron naranjas para hacerlo. El procedimiento - grosso modo- implicó agregar al azúcar otros compuestos. Precisamente en estos estaba la fruta. De su jugo, pulpa, cáscara y, eventualmente hasta de sus pepas, se obtuvo aroma, color, sabor.
Fabricar ese tipo de productos alimenticios intermedios es una alternativa que los chilenos pueden comenzar a mirar.
Porque si bien hasta ahora la exportación de frutas en su condición primaria es uno de los motores de la economía nacional, con un...