WASHINGTON.- Saltó de la favela a los Grand Slam, y cuando un rival lo llamo "mono" no dudó en denunciarlo a la policía: el brasileño Julio Silva no hará historia con resultados, pero su carrera es ya un claro éxito."Imagínate! Llegué a jugar la Copa Davis para Brasil... Una cosa de locos para mí, que venía de abajo", dijo a la agencia dpa con gesto de admiración el brasileño tras ser eliminado en la primera ronda del US Open por el uruguayo Pablo Cuevas.Silva es de color, tiene 31 años y es el número 228 del ranking mundial. A lo largo de 12 años de carrera ganó apenas 400.000 dólares, cifra que las estrellas se llevan tras un puñado de partidos.Pero Silva, a su manera, es una estrella, todo un número uno. Sin dudas lo es para su madre -"Edivalda María Chaves", recita orgulloso cuando se le pregunta su nombre-, a la que con los dólares que fue ganando le pudo...