Por Juan Luis Salinas T. Su poder comenzó a desdibujarse en 1932. En julio de ese año la edición británica de Vogue publicó en su portada la fotografía de una bañista de figura muy atlética en un traje de baño rojo, una gorra blanca y con una enorme pelota playera entre sus manos sobre un enérgico fondo azulado. La imagen, capturada por Edward Steichen, no sólo consolidó el poder fashion de la fotografía, sino que también decretó el final del reinado de las ilustraciones de moda en las cubiertas de las revistas más sofisticadas. Es cierto que la fotografía se había patentado varias décadas antes y que los retratos de damas de sociedad en ambientes lujosos ocupaban las páginas interiores de revistas ya consagradas como Vogue, Harper's Bazaar o Vanity Fair, pero entonces la idea de que una toma de lo real se inmortalizara en sus tapas era impensable. Para eso estaban...