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AGENCIAS.- Con flores en las manos y ondeando pañuelos blancos, miles de paraguayos dieron ayer el último adiós a su mejor escritor, Augusto Roa Bastos. Los restos del autor de la célebre novela histórica "Yo, el Supremo", cremados horas antes de su funeral, fueron depositados al lado de la tumba de sus padres Lucía y Lucio, en un panteón del céntrico cementerio La Recoleta, de Asunción.
La incineración se hizo cumpliendo un pedido suyo registrado en un testamento escrito en 1991, en Toulouse, Francia, anticipándose a una eventual muerte fuera de su patria.
Roa Bastos, de 87 años de edad, estuvo exiliado 25 años en Buenos Aires, desde 1947, cuando fue expulsado por la dictadura del general Higinio Morínigo.
Años después vivió indistintamente en Barcelona y en las cercanías de Toulouse donde trabajaba como profesor de literatura latinoamericana.
En 1989 ganó el...