Daniela Silva Astorga La fama extrema le llegó cuando ya se habían roto las barreras del arte. Después de sus primeros contactos con Leonardo da Vinci o Miguel Ángel, en Florencia, y de grandes obras en torno a la Virgen María. Y mucho después del día en que Raffaello Sanzio, más conocido como Rafael (1483-1520), se alejó de su maestro, Perugino, quien ya había terminado de pintar los muros de la Capilla Sixtina en Roma y, seguramente, no sospechaba que pronto sería opacado por el talento de su mejor alumno.Eso ocurrió porque en las pinturas tempranas de Rafael no sólo se veía el estilo fluido y elegante de Perugino. También, eran mucho más dinámicas y sutiles. Y contenían, sorprendentemente, la comprensión de la anatomía humana, del trabajo de Miguel Ángel, y el esfumato , la iluminación y la intimidad del retrato, de Da Vinci. Su arte era tranquilo y sereno.