Se cuenta que en 1443, durante un banquete organizado en la corte del rey Carlos VII de Francia, apareció una joven tan bella que el monarca habría exclamado "creo haber visto a un ángel". Esta mujer, que luego se convirtió en la amante del soberano, se llamaba Agnès Sorel, y fue la modelo que Jean Fouquet utilizó en su obra "Madonna de Melun". El cuadro fue pintado por encargo de Étienne Chevalier, principal mecenas del artista y caballero de la corte real -que también fue amante de dicha mujer-, para decorar la capilla funeraria de la propia Agnès Sorel, quien falleció inesperadamente a los 21 años de edad, debido a un sospechoso envenenamiento. De frente ancha y piel muy pálida, vemos a la Virgen portando una corona de piedras preciosas que sujetan un velo casi invisible, y una capa de armiño sobre su elegante traje de seda gris. Rodeando su trono, decorado con ágatas,...