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WASHINGTON.- Tras la derrota demócrata en las elecciones del martes, Barack Obama deberá trabajar con un Congreso controlado por republicanos muy críticos con su política exterior, sobre todo con respecto a Irán y Siria, aunque los poderes de los legisladores son limitados.
Detrás de la guerra contra el grupo ISIS, el programa nuclear de Teherán es el siguiente asunto de política exterior en la orden del día del futuro Congreso, cuando las negociaciones con las potencias del grupo 5+1 con Irán deberían, en teoría, culminar el 24 de noviembre.
Barack Obama pudo hasta ahora operar como quiso. Gracias a sus aliados demócratas en el Senado, logró detener proyectos de nuevas sanciones propuestas por legisladores que no confían en la buena fe de los iraníes. Un Senado controlado por republicanos no tendrá la misma deferencia si el presidente estadounidense aceptara...