Por Antonio Martínez El árbitro uruguayo Juan Daniel Cardellino cobró penal y a los 26 del primer tiempo, es decir y según la hora de España, a las cinco de la tarde y 41 minutos del 17 de junio de 1982, el delantero con el número 13 en la espalda, Carlos Humberto Caszely, se instaló frente a la pelota y de soslayo y también de reojo, miró lo que tenía por delante: un arco del estadio Carlos Tartiere de Oviedo, al centro de negro y amarillo el portero austríaco Friedrich Koncilia, la ocasión de empatar a uno y con eso darle a la selección y al país, lo que se dice de tanto en tanto, sin vergüenza alguna a la siutiquería: la posibilidad de soñar.La temperatura rondaba los 10 grados, el jueves que empezó con lluvia y era primavera en Asturias y en toda España, un país con un canal, Televisión Española, y dos señales: la primera y la segunda.En la primera señal y...