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María Piedad Gandarillas Soza
Ha pasado un mes desde que mi querida María Piedad, a los pies de la Virgen Peregrina, partió hacia la vida eterna. Ahora corre libre en el Paraíso y juega de la mano de su tata Enrique. Fue muy poco el tiempo que permaneció en este mundo, fueron tan sólo diez meses, pero cada día a su lado fue el más hermoso regalo que Dios me ha dado. Toda la pena y sufrimiento de verla postrada, batiéndose entre la vida y la muerte, no tiene comparación con la dicha de haberla conocido y haber acariciado su manito, aunque fuera sólo por poco tiempo. "La vida es una bendición": ésa es y será su máxima y legado. Nació de 500 gramos y a pesar de haber sufrido numerosas operaciones y diarios procedimientos dolorosos e invasivos, se aferró a la vida y nos enseñó, con la dulce y tierna expresión de sus ojazos como decía su papá, que el dolor redime y que...